martes, marzo 28, 2017

Dos poemas

Escuchando a Jasón Molina

Mis ojos no ven lo suficiente
y no es porque estén cansados.
No es suficiente.
Ni para ellos, ni para mí.
Como si la oscuridad
rondase a su alrededor,
no a mi alrededor
sino la de ellos dos.
Como si no entrase, penetrase
suficiente luz por ellos
y el mundo comenzara a asperjarse
tan lentamente
que no me hubiera dado cuenta.
Ni ellos, ni yo.
Como si la luz fuera cada vez más pequeña
y la sombra se precipitase limpiamente,
rodeándolos.
Creo que la luz se vacía
y se llena de oscuridad.
Mis ojos no perciben la luz
que desearan.
Eso es todo.


II

Alcohol para curarme las heridas.
Enrojece la piel.
Oscurece mi esófago. 
Templa, acalla mi cabeza.
Transparente, líquido,
moléculas calientes
que riegan la herida, la cabeza
para que no se infecte.
Bello el alcohol que adormece 
mis sentidos. Que ausenta mis 
pensamientos.
Asepsia, anestesia, calma.
El alcohol que acalla las heridas.

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