sábado, julio 01, 2017

Estornudos

Siempre que estoy haciendo algo realmente importante, estornudo.
Estornudo ante lo ineludible, lo puntual, lo que requiere exactitud, lo verdaderamente-exigente-que-no-se-puede-pasar-por-alto-¡cojones!... sí, y es más mi ridícula jeta que pongo luego al estornudo que el mismo estornudo.
Estoy cerrando un trabajo que requiere toda mi atención y estornudo; me concentro ante un problema que requiere todas y cada una de mis neuronas y estornudo. ¿Por qué? ¿por qué? me pregunto en busca de un pañuelo, de un papel klínex, de una camisa, de una sábana entera... El moco chorrea y lo he puesto todo perdido. Miles, qué digo millones de finísimas gotitas han sido expelidas hacia un viaje incontrolable hacia la infección de los semejantes. En el trabajo significa toda una orgía de consecuencias lo que puede llegar a traer un tipo infectado con esa capacidad para la pequeña explosión termonasal que se genera en un microsegundo. Y es así y no puedo hacer nada para evitarlo.
Espero que en el momento de mi último aliento me dé por estornudar y generar la energía suficiente para volver a poner en órbita de nuevo a mi exhausto corazón. O no.

No hay comentarios: