jueves, agosto 24, 2017

DdA-X Hombre insolado

El hombre insolado
pide la cerveza más alta que tengan.

El tabernero lleva publicidad de su propia barriga
ignorándola y asegurándose
de que ahí es símbolo.

Viejos y pequeños
se alzan sobre la grupa
de sus bicicletas
y se vehiculan de vuelta al trabajo
o a casa.

Antes, un hombre delgadito,
con gafas pequeñas
minúsculas
me repite al hombro:
"Ahí he estado yo... Ahí he estado yo".
(Mira fijamente en la pantalla
el telediario de las 3).
Enormes judías de La Granja y perolos,
("alubias, alubias" -dicen los parroquianos),
pimentón rojo
y cazos que vierten
de uno a otro recipiente.
En comunión.
"Ahí he estado yo... Ahí he estado yo" -vuelve a repetirme al oído el alfiler.
A punto está el insolado
de contestar a su rezo,
a masticar sus propias palabras
aunque no se haya sentido
debidamente interpelado.

La muchacha grácil y liviana
estudia la carta de tapeo.
Bonita con sus lejanos 40 ya cumplidos.

(Era demasiado el sol para tan poco místico de camino
y volvió por otro lado).

Las palomas hacen confetti
con sus vastos gorjeos.

(Compramos por encargo).

Se evacua el sol, justo la sombra.
Los días se escapan por esta luz, esta piel
de nuevo y el tiempo
como siempre se muestra convención.
No hay un día escrupulosamente nuevo, por tanto.

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