domingo, noviembre 05, 2017

Fui a L.A. para escuchar a Tom Waits pero... ¿sabéis? ha pasado demasiado demasiado tiempo. Mucho tiempo.
Luego bajé por la misma calle y me dijo un amigo que estaba atestado de peña que presentaban un fanzine y le dije qué guay pero apenas se podía respirar. Allí se podía estar bien, pero me fui más abajo de la calle, al lugar en el que siempre tengo la sensación de que es Navidad. Un colega me invitó a beber y nos hicimos unas risas buenas.
Un par de metros más adelante en aquel garito bailé solo con todos mis años, en mi pelo blanco y en mi sonrisa difusa. Una chica de pelo negro encrespado junto a mí se tocaba la melena y me miraba. Éramos dos y la música estaba bien pero lo dejé estar y me marché.
Caminaba por la calle hacia casa y solo pensaba en el suicido, y en el coñazo de todo esto, si he de ser sincero, pensaba en eso.
Así que ahora en casa quiero seguir bebiendo y no encuentro una cerveza gratis en la nevera.
Me he puesto Tom Waits pero no es lo mismo que cuando lo escuchaba con los colegas en aquel bar hace casi 15 años y quiero seguir bailando este vals, este vals, este vals, contigo, contigo, contigo y conmigo hasta el final de la noche. Luego nos acostaremos y de tan cansados no tendremos ganas de hacer el amor. Tú te irás por la mañana y será bonito recordar tu última sonrisa.
Mi amor, mi locura y mi muerte.
No te lleves los libros del amor pues dejarás mi jardín vacío. No te lleves mi corazón de papel. No te lleves mi última caricia. No te lleves mis ojos mirándote. Por favor, olvídate una vez más de mí, como si no hubiera pasado nada. La mañana la he dedicado para ti. He visto tu culo frío, perdóname.

No hay comentarios: