jueves, diciembre 28, 2017

Celebro al cerebro

El cerebro debe ser parecido al motor de una lavadora. Si no lo cuidas se te llenará de cal.

La idea de "fantasma" nos remite a personas, a entes (mejor dicho) que se manifiestan de manera casi siempre completa. Pero conozco los que solo aparecen nada más que con la cabeza, o unas piernas, un torso... quién sabe. Luego están los fantasmas jibarizados, es decir, aquellos que los ves, por ejemplo, en las ventanas de los vecinos: pequeñas personitas que te observan hasta que das con ellos, hasta que conectas mirada con mirada.

La película Verónica habla, también, de una desastrosa y terrible esquizofrenia. Una infección cada vez más agresiva, más invasiva. Como si el cerebro no pudiera sufrir tan gran infección... Pero de esto, por supuesto, o se habla en la película, en ningún momento. Ni se insinúa. ¿Y por qué digo esto? La presión sobre la chica, el estrés producido por madre, se acusa falta del padre al que recuerda obsesivamente, el rechazo brutal por parte de sus amigas, su propia naturaleza que se niega a crecer... Una película que esconde perfectamente sus cartas, que es no obvia, porque ese "juego" o la ouija no es sino sólo un detonante de la gran imaginación de Verónica. Película muy en consonancia con la cantidad de películas sobre temas mentales que se vienen haciendo ahora sobre la desrealización, confusión, paranoia, etcétera.
En el fondo, o como viene a decirnos el propio Sacks, qué fragilidad la del cerebro, que gran equilibrio y armonía para llegar a comportarse como lo hace este órgano. Encuentro cierto parecido con la estabilidad del Universo, que diría Hawking a lo que viene a denominar como milagro, a falta de palabra mejor.

No hay comentarios: